A poco menos de una semana después de la keynote en la que Apple presentó el iPhone 5, todavía me sigo preguntando por qué desde Cupertino han elegido dicho nombre para la nueva generación de su teléfono inteligente.
La lógica, en un pensamiento poco reflexivo, nos invitaría a pensar que así debería ser. Al fin y al cabo, después del 4 va el 5… Lo que a muchos se les puede escapar es que hace una semana se presentó la sexta generación del iPhone, y no la quinta, como muy bien el nombre de iPhone 5 debería reflejar.
- Tenemos el primer iPhone presentado en el año 2007 por un Steve Jobs que era todo entusiasmo, frente a un auditorio que se rindió a sus pies.
- Un año más tarde se presentó el iPhone 3G, presentando rediseño exterior y la inclusión de la App Store, que sin duda revolucionó el mercado de las aplicaciones móviles que por aquél entonces estaba en pañales.
- El iPhone 3GS fue su sucesor, que supuso una mejora significativa de hardware.
- En 2010, llegó el iPhone 4, poniendo patas arriba el mercado de nuevo con un nuevo y espectacular diseño, incluyendo la pantalla retina y mejoras de hardware que sin duda justificaban el salto generacional.
- Tan solo un año después, se presentaba el iPhone 4S: mismo diseño, más velocidad.
Junto al nuevo iPhone presentado el pasado 12 de septiembre, sumamos seis modelos. ¿No hubiera sido más lógico que Apple hubiera optado por otro nombre para la sexta generación de uno de sus productos estrella?
Sin embargo, el objetivo de esta entrada no está en patalear como un niño pequeño por esa razón. Nos encontramos en una etapa un tanto extraña en Apple y el nombre del iPhone 5 es una clara señal.
El pasado 7 de marzo, se presentó la tercera generación del iPad como, simplemente, iPad, o «el nuevo iPad» como rezaban los carteles de aquella keynote. En Cupertino optaron por abandonar la numeración para el nombre de la tableta que ha revolucionado el mercado, y llamarla sencillamente por su nombre. Phil Schiller, vicepresidente de marketing mundial de Apple, justificó el nombre en unas declaraciones posteriores, afirmando que «no les gusta ser previsibles».
Sin embargo, para la presentación del iPhone 5 todas las previsiones se cumplieron, incluido el nombre del dispositivo, que se pondrá a la venta en Estados Unidos el próximo 21 de septiembre.
¿A qué se debe esta contradicción de política en Apple a la hora de nombrar sus productos? Todo el mundo esperaba que el nuevo iPhone se llamaría iPhone 5, y desde Cupertino pecaron de ser aquello que afirman que no les gusta ser: previsibles. ¿Por qué no serlo hace unos meses y sí ahora? Teniendo en cuenta que la empresa siempre destacó por ir a contracorriente, «pensar diferente» y marcar el camino del consumidor a lo que presuntamente necesita, al menos en tiempos de Steve Jobs.
¿Han cambiado las tornas? ¿Está el deseo del consumidor sobre lo que necesita influyendo en Apple, en lugar de lo contrario? Son señales que desde Cupertino ya se dieron hace unos años, y la empresa terminó en una situación de gusto e imaginación inexistentes, algo de lo que Steve Jobs habló con total claridad en una entrevista hace unos años.
Esperemos que no sea así, y que Apple siga siendo Apple por muchos años venideros.
en si mac es lo maximo en todos los aspectos y todas sus gadgets pero para mi iphone es lo mega maximo felicidades