Apple, a finales de la semana pasada, escribió con tiza electrónica lo que es uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha: la renovación total del sistema educativo mediante la utilización de libros de texto digitales. El tiempo dirá si van bien encaminados, o es un mero brindis al sol.
Es complicado entender y sostener una sociedad moderna y occidental, si no se cuidan las bases. Y en ellas, en las bases de cualquier sociedad o país que se precie, se encuentra la educación. En un mundo que avanza a pasos agigantados, y que se muere por introducir cambios fundamentales en la concepción y la realización de las más variadas tareas, la educación sigue siendo un cero a la izquierda en la mayoría de los países.
Las medidas adoptadas por varios países del primer mundo a la hora de elaborar planes de educación competitivos, interesantes o completos para los escolares, siguen siendo más propios de mediados del siglo pasado. Seguimos anclados en un sistema educativo que pivota y predica alrededor y sobre métodos de enseñanza idénticos a los vistos décadas atrás. Los estudiantes (y por consiguiente, los padres) continúan gastando verdaderas fortunas en libros de texto que se deben renovar año tras año por lo anticuado y parcialmente desactualizado de su contenido, y prosiguen estudiando de forma autómata sobre libros que apenas les permiten desarrollar sus respuestas y tareas.
«Cíñete a lo que dice el libro«. «Señorita, lo que ha dicho no es lo que pone en el texto» «En el libro dice X, pero ahora…» Son frases demasiado habituales en las escuelas y clases de todo el mundo. Frases que ponen en evidencia lo anticuado de las herramientas que disponen actualmente los alumnos y profesores. El mundo avanza mucho más rápido que los libros de texto, y eso es algo que hasta los niños de primaria perciben. ¿Por qué no darles la oportunidad de que puedan disfrutar de contenidos más completos, actualizados e interactivos? ¿Por qué no ofrecerles una oportunidad más atractiva a los profesores de enseñar y educar? ¿Por qué no dotar a los alumnos de libros de texto digitales que se amolden a sus hábitos de estudio?
¿Os imagináis lo que es poder ver, escuchar y tocar aquello que se está explicando? ¿El poder acceder a toda la información del mundo con un solo toque? ¿Os imagináis también lo que sería llevarse los deberes a casa de esta manera? «Extraído del artículo `En la educación, está el éxito´ » Apple Adictos
Hace poco, y en concreto en el caso de España, asistimos a lo que pretendía ser una revolución tecnológica en las aulas. En algunos comunidades, y hablo de casos de primera mano, se entregaron miles de netbooks y ordenadores low-cost a los alumnos, así como se instalaron cientos de pizarras electrónicas que han acabado en muchos centros, acumulando polvo. Con respecto a los ordenadores, en el mejor de los casos, terminaron siendo destrozados o utilizados por los padres de los escolares ante lo malo, complejo y dificultoso de su uso. ¿Netbooks con Linux? ¿Para estudiantes de primaria? ¿Para estudiar? ¿A quién se le ocurrió la idea? Como podéis ver, el problema, viene de lejos. Y es que las medidas, más bien parches para justificar ayudas millonarias provenientes de los más variados fondos, han sido hasta la fecha, fracasos absolutos. Fracasos que repercuten en la educación y los resultados académicos de los alumnos.
Apple también es consciente del problema que atañe a la educación, sobre todo en los Estados Unidos. Allí, pese a lo que la gente de fuera suele creer, se concibe el problema educativo como uno de los principales temas a discutir y mejorar. En un pueblo tan acostumbrado a permanecer y demostrarse como líderes en todos y cada uno de los campos en los que compite, disponer de un sistema educativo anclado en el pasado, así como mediocre, es poco menos que un problema nacional de primer nivel. ¿De qué sirve tener las mejores universidades si la mayoría del alumnado acaba abandonando la enseñanza antes de llegar a ella? En Apple, empresa ligada a la educación desde hace muchos años (no hace falta que os diga que muchos relacionan la plataforma Mac con la educación), han querido dar un paso de gigante hacia la palestra. Y la jugada parece haberles salido bien.
- El iPad y la paradoja de la herramienta
Apple, tras muchos rumores, presentó lo que esperábamos: libros de texto digitales para el iPad. En un mercado que comienza a aceptar los libros digitales como una alternativa viable y tangible, y en cierta manera, más completa que la tradicional impresión en papel, la apuesta de Apple aunque temprana, es admirable. La introducción de nuevos métodos de lectura gracias al iPad o a productos como el Kindle es algo bastante reciente, pero su calado en la sociedad comienza a ser enorme. Casi tanto como lo fue el referente a la música digital y los dispositivos mp3 en contraposición al mercado del CD. Con la aparición de dispositivos tan completos como el iPad, ¿por qué no utilizarlo como herramienta para la siguiente revolución centrada en la educación? No hace falta explicar demasiado. El iPad se ha convertido, por méritos propios, en un equipo versátil, capaz de acatar y responder en las más variadas tareas. Si a eso le sumamos su extrema facilidad de uso, lo cierto es que tenemos un vehículo ideal para llevar cualquier tipo de contenido a cualquier tipo de público.
Podéis comprobarlo vosotros mismos. Entregadle un iPad a vuestro hijo o hermana pequeña. Incluso si antes no han probado un dispositivo igual, al poco tiempo, se sentirán cómodos desplazándose por las páginas de un libro o interactuando con el. Jugando. Leyendo. Disfrutándolo. Teniendo una herramienta como vehículo base tan potente, era lógico que el colosal proyecto educativo de Apple apostase por ella. Y es que este gran paso, no es decisión de un solo día, ya que se ha ido gestando largo tiempo en las oficinas de Cupertino. De hecho, muchos lo consideran el último gran proyecto de Steve Jobs antes de fallecer. No es poco, ¿verdad? No lo es. La introducción del iPad en el terreno educativo no es nuevo, ya que diversas fundaciones ya habían empezando a mostrar resultados excelentes en los programas piloto, conformándose un tejido de datos beneficiosos que habrían dado el espaldarazo definitivo a la idea de Jobs. Los estudiantes desean un iPad. Saben manejarlo, utilizarlo, y exprimirlo de una forma única para sus propios intereses. Los motiva a aprender, a explorar. Los incita a mejorar. iBooks y sus libros de texto, son el ejemplo perfecto. Ahora, los estudiantes podrán visualizar vídeos interactivos, consultar en tiempo real estadísticas, subrayar o comprobar si realmente han aprendido la lección mediante preguntas realizadas por el propio libro. Estos libros de textos ideados por Apple, son toda una pequeña gran revolución. Por primera vez, interponen al alumno dentro del mismo conocimiento dejando a un lado la comunicación pasivo, y en cierta manera, aburrida, que existía antes entre el estudiante y el libro. Y todo gracias al iPad. Pero es en esta misma herramienta, donde se encuentra el principal problema de base.
Hay que tener una visión de conjunto. Hay que apostar por planes de educación fuertes y completos. Exigentes. Hay que formar alumnos con un poder y un conocimiento enorme. Y sin diferencias. No me vale que un alumno gallego o andaluz, sepa más o menos que un catalán o un madrileño. No. Todos deben tener la mismas oportunidades. Las mismas herramientas. «Extraído del artículo `En la educación, está el éxito´ » Apple Adictos
¿Cuántos escolares tienen un iPad? ¿Cuántos pueden acceder al tablet de Apple? No demasiados. ¿Qué tipo de medidas ha presentado Apple para garantizar su introducción en los centros educativos? Ninguna. Es aquí donde nos hayamos en la principal disyuntiva con referencia al proyecto educacional de Apple. Sí, de acuerdo. Podemos deleitarnos y asombrarnos con las posibilidades de los libros de texto presentados, así como del potencial del dispositivo y de los programas en lo referente a la autoedición mostrada con iBooks Author, una gran aplicación. De hecho, creemos que la combinación de ambos (libros de textos digitales en el iPad y la herramienta de edición iBooks Author) puede dar a luz a una nueva era de autopublicación digital inimaginable hasta la fecha, que facilitaría la introducción de temarios y contenidos didácticos propios (todo un sueño para muchos profesores). Pero tras el impacto inicial, y la ilusión, viene la reflexión. Y es la siguiente: el iPad todavía (y recalco todavía) no es un producto accesible a todos los bolsillos. Aquí podríamos entrar en el problema social que Steve Jobs siempre aludía y mostraba cuando se hablaba de educación. «La educación no es tanto un problema tecnológico como socio-político», decía. Y lleva razón. Apple es una empresa, y como tal, gana y genera dinero con sus productos. Es lógico, lícito y absolutamente defendible. Así pues, ¿veremos alguna vez a los centros educativos o a los ministerios de educación de determinados países apostando por una enseñanza de calidad? Puede que en las enseñanzas superiores si funcione algún tipo de préstamo o beca para su adquisición (también hay que tener en cuenta que estos alumnos universitarios si pueden optar a determinados ingresos propios), pero para los escolares más pequeños, sigue siendo un tema bastante complicado.
Ciertamente, una inversión en un iPad con su contenido en libros de manera digital, es a todas luces, mucho menor que la cantidad que año tras año, invierten padres y alumnos en dichos materiales didácticos. Un programa que invitase a los niños a llevar iPad en sus carteras en lugar de pesados y anticuados libros, sería no solo pionero, sino todo un éxito. Apple ha brindado las herramientas y los sistemas necesarios. Ha hecho todo lo que puede poner de su parte. Ahora les toca a los demás reaccionar y demostrar que están a la altura de lo propuesto por la empresa de la manzana.
- Las editoriales y su status quo
El golpe en la mesa en lo referente a la educación por parte de Apple, existe. Es innegable. Hasta ahora, ninguna empresa se había atrevido a discutir el reinado y status quo de las editoriales de los libros de texto. Estas han aceptado y han aportado sus contenidos y libros de manera digital, algo que muchos no esperaban, pero que gracias al poder de persuasión de Apple y a sus excelentes plataformas, ha acabado ocurriendo. Y es que el principal éxito de momento, es eso: sembrar la semilla de lo digital. Apple ha conseguido preparar el camino para una futura revolución en las aulas. Ha conseguido hacerlo visible, trazando una excelente hoja de ruta a seguir. Se han lanzado de cabeza en un mercado editorial, como el de los libros de texto, que hasta ahora continuaba vendiendo libros de manera tradicional a precio de oro, a sabiendas de que sus contenidos podrían quedarse desfasados o desactualizados a las primeras de cambio. La lucha contra ellas no ha terminado, y si bien en Estados Unidos la cosa parece haberse resuelto con las principales editoras lanzando y apoyando la plataforma, no sabemos si en España acabará pasando algo similar. Todos conocemos ciertos monopolios editoriales y más en el ámbito de la educación. ¿Darán el salto desde Santillana? ¿Lo harán desde el Grupo SM? ¿Alfaguara se apuntará a lanzar sus libros? De momento, es demasiado pronto para saberlo.
«Algún día, más pronto que tarde, podremos decir adiós a las mochilas cargadas de libros»
¿Es entonces un proyecto educativo viable lo presentado por Apple? Sí, lo es. Quizás no lo parezca a corto plazo, pero lo es. Puede que nos parezca muy lejano el día en el que las tablets entren en las aulas, o en el que los libros de texto vengan distribuidos enteramente en formato digital. También nos parecía lejano el día en el que pudiéramos ver las películas o escuchar nuestras canciones sin necesidad de formato físico, o que todo el mundo pudiera tener un teléfono o un reproductor mp3 en sus manos, y ese día acabó llegando. Ocurrirá exactamente igual. Algún día, diremos adiós a las mochilas cargadas de libros. Más tarde, o más temprano. Pero ocurrirá.
Apple ha levantado la mano en plena clase. Se sabe la lección. Tiene el conocimiento. Y las herramientas. Solo le falta el apoyo de aquellos que tienen el contenido. Y como casi siempre, lo acabarán logrando.
Alberto González
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