Algo podría estar cambiando dentro del seno de la misma Apple. Sus productos podrían tomar un camino diferente y absolutamente nuevo, tomando la senda de la eficiencia y dejando de lado, al menos en parte, la potencia. ¿Dejarán desde Cupertino a Intel en la estacada?
Comparemos un Mac y un PC, de iguales o semejantes características técnicas. Mismo procesador, memoria RAM o tarjeta gráfica. Pueden ser idénticos por dentro. Con los mismos componentes. Y jamás serán equiparables. El entorno Mac, al ser cerrado y mucho más controlado (ya que es la misma Apple la que marca los designios de sus ordenadores), no se rige por las mismas leyes del mundo de la informática que en el PC, donde al encontrarse las máquinas en un entorno abierto y un tanto salvaje (cada empresa y compañía emite sus propias reglas y recomendaciones), los programas y sistemas operativos van y vienen, causando estragos en los ordenadores más antiguos. O te renuevas, o mueres. O aumentas la potencia, o no podrás actualizar. Y así sucesivamente.
En Mac, es algo distinto. Los equipos se diseñan desde dentro. Se prueban. Se testean y se actualizan cada cierto tiempo. Además, los programas y sistemas operativos diseñados por la propia compañía de la manzana, se piensan para ser compatibles en casi todos los ordenadores de la empresa. De hecho, hoy en día podemos ver Macs de hace unos cinco o seis años, funcionando con las últimas actualizaciones sin problema alguno. Tienen sus limitaciones, pero siguen siendo equipos con un rendimiento más que decente para según que tareas.
Poco a poco, en Apple parece que resuenan dos palabras que marcan y emergen por encima de los demás términos informáticos: eficiencia y rendimiento. Ambas, marcan el duo dinámico de conceptos prioritarios para Apple en estos tiempos. Y parece que también el futuro. Primero, recordemos el paso de los ordenadores Mac de la arquitectura PowerPC a la Intel. Aquél cambio y transición, algo traumático para muchos usuarios, marcó una época para Apple, en la que adaptaban sus equipos a los nuevos tiempos, dándole la potencia necesaria que reclamaban sus clientes. Intel, la compañía que en su tiempo se criticó desde Cupertino, parecía ahora la única empresa capaz de satisfacer las demandas de la compañía de Steve Jobs.
Pero los tiempos cambian, y con la llegada de los nuevos dispositivos, como el iPad o el iPhone, las necesidades de los usuarios, también. La potencia parece que es ya un requisito meramente secundario, y que ahora, se buscan equipos y gadgets más eficientes, con un rendimiento y una autonomía mucho mayor. Apple, conocedora de esto, habría dado un ultimátum directo a Intel, que o adapta sus procesadores y chips a estas condiciones, o se verán desligados para siempre de cualquiera de sus contratos con Apple. Es duro, pero así son las reglas del juego.
Actualmente, la portabilidad y la movilidad, marcan la tendencia. Los ultraportátiles (encabezados por el MacBook Air), son un nuevo bastión y un nuevo mercado creciente en el que expandirse económicamente. Los usuarios quieren sistemas independientes, libres de la preocupación de la batería (algo constante para todos aquellos que hayan tenido un portátil, como bien sabréis), y si eso significa reducir un poco la potencia, bienvenido sea. El actual MacBook Air parece haber encontrado un equilibrio suficiente, pero desde Apple, siempre se exige más. De hecho, la misma Intel, según el Wall Street Journal, está investigando para dar a luz un procesador más eficiente, más pequeño y con un rendimiento mayor. Y le podría estar costando más de 300 millones de dólares. Se dice pronto.
Entonces, ¿qué opciones podría tener Apple aparte de Intel? Realmente, solo hay dos opciones. La primera, sería AMD, principal competencia y con CPUs de similar arquitectura, pero no parece viable. La segunda, y la más probable, sería la propia ARM, empresa dedicada a la construcción de procesadores media y baja gama, aunque de rendimiento y consumo equilibrados, así como de potencia contrastada, destinados a los smartphones, tablets y teléfonos. ¿No conocéis a esta segunda compañía? Pues es la responsable de los chip que están dentro de vuestros iPhone y iPad. Del A4 y del famoso A5. Y en Apple, la tienen en muy alta estima desde hace un tiempo.
Ambos procesadores, han demostrado ser unas CPU todo terreno. El A4, ha sido montado en los iPhone 4, iPod touch y Apple TV de segunda generación, mostrándose como un chipset polivalente y válido para las más variadas tareas en el mundo de la informática. En su momento, marcó todo un hito técnico, y actualmente, no son pocos los sistemas que desarrollan y utilizan sus propias versiones. Pero el verdadero hit, el verdadero caballo de Troya (y el que posiblemente habría hecho cambiar de idea a Apple en esta nueva era Post-PC), ha sido el A5. En Apple Adictos ya nos hemos deshecho en halagos varias veces respecto al procesador de doble núcleo que actualmente monta el iPad 2. Es rápido. Muy rápido. Y consume poco. Muy poco. Arrancar varias aplicaciones en segundo plano, escuchar música y navegar por internet al mismo tiempo, es una tarea sencilla y que no despeina en absoluto al iPad 2. Y en breve, a tenor de los rumores, podríamos verlo tanto en el iPhone 5, como en el nuevo Apple TV.
Aunque está claro que Apple debería buscar una alternativa más poderosa de cara a montar un chip así en un Mac, el primer paso, está dado. Y quizás, hacia una dirección más impactante que la de un simple cambio de tendencia en cuanto a la potencia o el rendimiento. ¿Y sí es un cambio profundo dentro de la filosofía de la misma empresa? ¿Y si el hipotético abandono de Intel marca una nueva era en el entorno Mac? ¿Hasta qué punto van relacionados la potencia y el entorno o el sistema operativo? Ya abríamos al comienzo de este particular análisis, la diferencia entre el PC y el Mac. En Mac, la potencia del equipo y el sistema, así como sus programas, forman parte de un todo. Y con la llegada de dispositivos tan independientes como los de la serie iOS, más aún. Todo forma parte de un único ecosistema. De hecho, no son pocas las voces que ven un futuro conjunto en cuanto a compatibilidad y procesadores, tanto en los dispositivos iOS como en los ordenadores Mac. OS X Lion ha sido diseñado en este sentido, y no sería nada descabellado, ver un futuro sistema operativo conjunto que aprovechase estos nuevos procesadores en las unidades y portátiles de la empresa. Sería lógico, tanto para desarrolladores, como para los usuarios, que podrían disfrutar de unas máquinas, tablets o teléfonos, más coherentes con las necesidades que se reclaman.
¿Os gustaría?
Alberto González