Hoy me he despertado cerca de las cuatro de la madrugada, inquieto, incómodo por un catarro que me está amargando la semana. Lo primero que hago en estos casos, casi como un reflejo involuntario, es agarrar mi iPhone o mi iPad, desbloquearlo y leer mi cronología de Twitter, ponerme al día, curiosear, etc. Sin embargo, anoche fue diferente. Cuatro duras palabras me dejaron helado e insomne y pensativo para el resto de la noche: Ha muerto Steve Jobs.
En el fondo y por desgracia, no es una noticia que me pilla desprevenido. Steve llevaba mucho tiempo enfermo, su demacrado estado físico era cada vez más alarmante, y su dimisión del pasado mes de agosto no presagiaba nada bueno. Lamentablemente, me hice a la idea de que la noticia que hoy es portada informativa resultaba inminente.
Enterarse de la muerte de Steve Jobs desde una de sus creaciones es una de las tantas huellas que este hombre ha dejado a lo largo de los años. Revolucionó el mundo de la informática haciéndola personal e irrumpiendo en millones de hogares gracias al Macintosh; fue máximo responsable del nacimiento de uno de los estudios cinematográficos que más alegrías nos ha dado en las últimas dos décadas, Pixar Animation Studios; cambió y actualizó la industria de la música con la creación del iPod y la apertura de la iTunes Store, y volvió a revolucionar nuestra visión de la tecnología y el modo en el que nos comunicamos con la apasionante presentación del iPhone, en la memorable keynote de principios de 2007. La tableta iPad, su último gran invento, se sumaba el año pasado a la lista de logros tecnológicos y personales que Jobs alcanzó a lo largo de su admirable carrera y de sus 56 años de edad.
Su visionaria mente ha marcado la tendencia tecnológica de los últimos tiempos. Su perdida es sin duda irremplazable y su legado, indiscutible. Personalmente, Steve era un hombre al que admiraba profundamente. Mi experiencia con Apple empezó en 2007, cuando me regalaron por mi cumpleaños un iPod classic de 32 GB de capacidad. Eso fue el comienzo, ya que más tarde llegaron dos iPhones, un iMac y un iPad. Ahora mismo, no entiendo mi relación con la tecnología sin sus creaciones y todo lo que ellas me han llegado a aportar, y por ello le estoy infinitamente agradecido.
Muchos se estarán preguntando qué pasara ahora con Apple Inc. Sólo el tiempo sabe la respuesta. Personalmente y, desde la distancia, me muestro optimista. Perdemos a un gran líder, carismático e idealista, el mejor vendedor que podía tener una empresa. Él era, no en vano, la gran atracción de los eventos en los que se presentaban nuevos productos. Su entusiasmo por su trabajo era tan embriagador como contagioso, y estoy seguro que tanto el equipo que formó en su regreso como al que deja huérfano, está y estará impregnado de su espíritu. Al fin y a cabo, Steve Jobs es Apple. Y esa idea no tiene por qué morir.
Stay hungry, stay foolish. Descansa en paz. Y gracias por todo.
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Estos hombres son los que hacen tengamos fe en los hombre y en el mañana,
Dencanse en paz esta gran hombre.