Ante los rumores crecientes sobre la enfermedad de Steve Jobs tras su baja temporal de la empresa que él mismo fundó, aumentan las dudas acerca del futuro en la directiva de la compañía. ¿Podrá sobrevivir Apple a un hipotético y trágico futuro sin Steve Jobs?
Steve Jobs es uno de esos hombres, al que es prácticamente imposible de comprender. Cuesta mucho entender, como un simple individuo, cambiase la informática a nivel personal durante los setenta y los ochenta. Su influencia es tal, que marca el ritmo de la industria con cada nueva presentación, diseño o producto, y los que lo conocen, dicen que su mal carácter lo convierten tanto en repudiado, como en figura adorada y atractiva. Es una pequeña gran contradicción. Una clásica figura de líder. Un genio. A todos los niveles.
Jobs es la viva imagen de Apple. Todos los aficionados a la empresa de la manzana, relacionamos su presencia, su figura, a la compañía que centra gran parte nuestro trabajo y tiempo libre. Ahora, con su saludo bajo mínimos, y con una baja por enfermedad bajo el brazo, comienzan a surgir rumores acerca de una más que probable (y quién sabe si necesaria) sucesión sobre los timones de Apple. Pero no es fácil. No es fácil, pues sus tentáculos creativos y laborales, se extienden a todos y cada uno de los departamentos que conforman la empresa que él mismo fundó.
Imaginar un futuro en Apple sin Steve Jobs, es muy complicado, pero no imposible. Su trabajo dentro del leitmotiv creativo y diseñador de Apple, así como su faceta de ingeniero, son intachables. Es el motor caótico que propicia que Apple siempre esté a la vanguardia de la informática de consumo, la que consigue que un iMac sea todo pantalla, o el que logra que un mercado poco explotado como el de los tablets, goce de un crecimiento abrumador.
Es un ejemplo de constancia e innovación dentro del mundo de la informática, y sus ausencias en Apple, se traducen en importantes bajadas y terremotos bursátiles en todo el mundo. ¿Tan ligada está la imagen del CEO de Apple a la compañía que él creo en el garaje de sus padres junto a Wozniack? Siendo honesto, sí. Están íntimamente ligados. Si pudiera hacer un paralelismo, Apple y Steve Jobs están tan unidos como Sauron y su Anillo Único. Son un todo. El uno sin el otro no pueden hacer nada. Una desgracia, podría dejar a la compañía tan tocada, como lo estuvo durante la ausencia de Steve en los 90.
Pero Apple ha crecido mucho. Su imagen se sostiene gracias a los maravillosos y bien diseñados productos que crean. Cupertino es el centro neurálgico de un movimiento en el ocio electrónico imitado desde cualquier compañía y empresa dedicada al mismo negocio. En cualquier parte del globo, conocen lo que es un iPod. En todas partes del mundo, adoran al iPhone. Muchos suspiran por un Mac como herramienta de trabajo y ocio. Es por eso, por lo que puede haber esperanza.
Los dispositivos, los instrumentos y productos de Apple, son estupendos. Ellos son los que, en definitiva, hacen a la empresa. Steve Jobs y Jonathan Ive pueden crearlos y ponerlos en la palestra, pero son los consumidores lo que hacen de juez y jurado, en la particular prueba de sacar un producto al mercado. Los que deciden si un determinado iPod, Mac o software, triunfa o no. No obstante, no sería la primera vez en los que los chicos de Apple no aciertan en pleno en el lanzamiento de un dispositivo. Se equivocan. No son perfectos.
Y ahí radica gran parte del grado de esperanza en cuanto a una hipotética Apple sin Steve Jobs. Suponiendo que el señor del suéter negro y pantalón vaquero tuviese que dejar la empresa definitivamente, siempre habría gente muy capaz con la que poder contar. Tim Cook, es el responsable actual de toda decisión tomada en Cupertino, y ya ha demostrado su valía en más de una ocasión, dado el delicado estado de salud de Jobs. Jonathan Ive, el diseñador de casi cualquier pieza de Apple desde principios de los 2000, es otro punto esencial en la empresa, y es absolutamente válido para ocupar un alto cargo dentro de la compañía. Todo ello, sin contar la de trabajadores realmente talentosos, preparados e inteligentes con los que se trabaja día a día en Apple. Al fin y al cabo, ellos son las verdaderas piezas esenciales de la manzana.
No hay que estar más alarmados de lo habitual. Durante las pasadas semanas, y posiblemente, durante las próximas, veremos decenas de rumores acerca de la delicada salud de Jobs. Hablarán de sucesiones, de planes de inversión y de asesorías que piden que se quede todo claro si el actual CEO decide abandonar su cargo por algún tipo de fuerza mayor. No hay que preocuparse. Los productos de Apple seguirán estando entre nosotros, demostrándonos una vez más, que han sido concebidos como piezas de arte. Como parte de un legado. Y es ahí donde, como los grandes artistas y creadores, Steve Jobs siempre residirá. Recordad algo siempre: «Los hombres van y vienen, pero Apple, permanece.»
Alberto González